miércoles, 22 de junio de 2016

LAS SEMANAS SE PASAN VOLANDO Y ESTO EMPIEZA A CRECER

Con el paso de las semanas y una vez pasadas las nauseas, me encontraba mucho más animada y feliz. También las hormonas "positivas" hacían acto de presencia y todo me parecía maravilloso (y lo era, por supuesto). Mi barriguita empezaba a crecer. Ahora veo fotos de hace un par de meses, cuando lo que asomaba aún parecía barrigón cervecero y me emocionaba, y alucino con la velocidad con la que pasa el tiempo y esto va creciendo (estoy en la semana 25).

Ya empezamos a mirar más en serio cosas necesarias para la llegada de nuestros bebés: el carrito gemelar, las sillas para el coche y, por supuesto, ¡el coche! Teníamos un coche de tres puertas y tamaño normal que se nos quedaba pequeño. Además ya tenía 11 años, así que era un buen momento para cambiar. Pero claro, tampoco queríamos un tanque porque nuestro garaje no es muy cómodo para entrar y salir... Nos decantamos por el Seat Leon St, un ranchera pero moderno y con un maletero perfecto para meter el carro gemelar y demás trastos. La operación del coche fue rápida y para mediados de mayo ya teníamos el coche nuevo y habíamos vendido el coche viejo. ¡Una cosa menos!

Otra de las cosas que teníamos que preparar era la habitación. Tenemos una casa grande, con 4 dormitorios, lo cual está muy bien... Pero claro, cuando sólo estamos dos, nos acostumbramos a meter todas nuestras cosas en todas las habitaciones y había que empezar a despejar para hacer hueco a los dos peques que venían en camino. Y ya que te pones, pues igual toca dar una manita de pintura a las paredes... Así que abril y mayo lo dedicamos a sacar trastos, pintar y reorganizar... ¡Antes de que mi barriga me impidiese moverme! Y ya que estamos, ¿por qué no nos ponemos la tarima flotante en el suelo que tanto tiempo llevamos diciendo de poner? ¡Venga, otra cosa más! Y así entre unas cosas y otras se nos van pasando las semanas que ni nos enteramos...

Y se acercaba la ecografía de la semana, otro "hito" del embarazo. Se llama ecografía morfológica porque en ella ven si se están desarrollando correctamente todos los órganos vitales de los bebés. Iba algo asustada, pero creo que es normal. ¡Necesitaba ver ya a mis pequeñines! Y bueno, allá que fuimos el día 24 de mayo para confirmar que nuestros peques estaban estupendamente y todo se estaba desarrollando con normalidad. Ay, que alivio. ¡Qué felicidad! Nos reconfirmaron que Gemelo nº 1 era una niña y Gemelo nº 2 era un niño... (¿Cuándo dejarán de llamarlos así? ¿No pueden decir la niña y/o el niño? jajajaja).

Hasta el momento todo marchaba genial, todo nos iba saliendo según lo previsto y yo me encontraba con energías y sin ninguna molestia. Pero justo al día siguiente de esa ecografía de las 20 semanas, yendo a trabajar por la mañana me dio un vahído en el metro. El calor en Madrid empezaba a hacer acto de presencia y en el metro peor aún. Yo seguía con mi rutina habitual de ir subiendo las escaleras mecánicas andando, pero ese día mis fuerzas no eran las mismas y al llegar al vestíbulo de arriba de la estación de metro, perdí la visión y me mareé. Una mujer me sujetó y me sentó en el suelo. Por suerte no fue a más y no llegué a desmayarme ni a caerme. Enseguida me recuperé pero aún así quisieron llamar al SAMUR. Todo quedó en un susto, pero tras eso me recomendaron que me lo tome con más calma y eso hago... Algún amago de mareo he vuelto a tener, pero ya lo controlo, sabiendo lo que me puede pasar.

Así que llegados a este punto, en la semana 25, cada vez veo más cerca pedir la baja... En la siguiente entrada, hablaré ya de las cositas que estamos comprando para los bebés y ¡de las ganas que tengo de verles! Por cierto, ya tienen nombre... Por ahora, Marcos y Lucía. 

jueves, 16 de junio de 2016

DISFRUTA DEL EMBARAZO, ES UNA ETAPA PRECIOSA...

El primer trimestre fue complicado y, cada vez que me decían que disfrutara del embarazo, no entendía cómo alguien podía disfrutar de esa tortura...
Me explico: primero, fue el manchado que conté en la anterior entrada, los temores de llegar bien a la semana 12, cuando se supone que deja de haber riesgo de aborto espontáneo y otras cosas negativas y, como no, las horribles nauseas. Porque las tuve y muchas. Casi no me entraba nada en el estómago y normalmente el desayuno se iba por el mismo sitio por el que había entrado. En ese primer trimestre adelgacé 3 kilos y también eso me preocupaba por si mis pequeños no conseguían desarrollarse bien. Además de eso, estaba cansadísima y sin ganas de hacer nada. Digamos que no fueron las mejores semanas de mi vida e incluso en ocasiones olvidaba que todo era por un sueño que por fin estaba cumpliendo, que iba a ser madre de dos pequeñines.

Había que tener paciencia, se suponía que una vez pasada la semana 12 las cosas empezarían a mejorar. Y así fue.

Entretanto, mi chico y yo empezábamos a hacer cábalas de cómo afrontar el futuro. Como ya dije, ninguno de los dos tenemos familia en Madrid y una vez pasada la baja de maternidad (18 semanas por parto gemelar, ¡guau!) nos veríamos en la obligación de dejar a los peques en una guardería. Cuando te pones a mirar precios de guarderías, se te cae el alma a los pies. Prácticamente mi sueldo ser iría en eso y, si quería pedir reducción de jornada con su consecuente bajada de sueldo, trabajaría únicamente para que otras personas se ocupasen de mis hijos... 

Aunque aún era pronto para pensar en todas estas cosas, nos fuimos haciendo a la idea y nos planteamos la posibilidad de que yo dejara de trabajar. Ciertamente ya llevaba tiempo planteándome la idea de hacerme autónoma (soy traductora y actualmente trabajo en una agencia de traducción, pero siempre me ha atraído la idea de trabajar por mi cuenta), así que era un buen momento. Pero había que hacer las cosas bien... Pasada la semana 12, hablé con mi jefa y le planteé la situación, la cual comprendió perfectamente. Acordamos que llegado el momento arreglaríamos las cosas para que al menos me pudiera ir al paro, y como llevo 10 años en esta empresa, se me quedaría el máximo de paro durante dos añitos... ¡Perfecto, podría ocuparme de mis hijos durante ese tiempo cobrando el paro y con el sueldo de mi pareja!

Resuelto este asunto y entrados ya en el segundo trimestre, empecé a sentirme mucho mejor en todos los aspectos. Se acabaron las nauseas, tenía mucha más energía, mis pequeños seguían creciendo y todo iba a las mil maravillas. ¡Qué felicidad! Pasada la semana 16 me hicieron otra ecografía de revisión y todo seguía estupendamente. Veíamos cómo se movían nuestros pequeños y como se les reconocían ya las partes del cuerpo y, por fin, pudimos saber los sexos...

"Bueno, el gemelo 2 está claro... ¿lo veís?" "¡Sí, es un niño! ¿Y el otro?"... "Pues se deja ver menos, pero el pliegue este que se ve aquí, parece la vulva... así que casi seguro que es una niña".

¡Ay, que emoción! Niño y niña. De golpe. A la primera. Como nos dice todo el mundo: ¡No podíamos haberlo hecho mejor!

En la siguiente entrada, hablaré sobre la evolución del segundo trimestre, los primeros movimientos y el calor insoportable de Madrid.

lunes, 6 de junio de 2016

EL POSITIVO: DE LA EMOCIÓN AL MIEDO.

El día 1 de febrero de 2016 fue un día para recordar. Como dije en la anterior entrada, la beta había sido positiva y mi embarazo se confirmaba. Sólo una Inseminación había bastado para cumplir nuestro sueño. 

Recuerdo que estaba comiendo en el Vips y me rodaban las lagrimas por la cara mientras llamaba a mi pareja para anunciárselo. Luego llamé a mis padres y todos lloramos de emoción. Eso sí, pedí prudencia y que, por favor, no dijeran nada a nadie aún, pues las primeras semanas pueden pasar muchas cosas. La tarde en el trabajo se me hizo eterna: sólo tenía ganas de llegar a casa y abrazar a mi chico. Estaba emocionada y feliz y no podía pensar en nada más.

Me dieron cita en Ginefiv para hacerme la ecografía de confirmación la semana siguiente, el día 9 de febrero por la tarde. La emoción del primer día pasó a ser miedo al día siguiente. ¿Irá todo bien? ¿Lo perderé? Creo que son miedos normales, pero cuando has estado dos año y medio intentando quedarte embarazada, se acentúan. Y así pasamos la semana, entre felices y asustados.

Por fin, fuimos a la ecografía... Se me olvidó contar que cuando me hicieron la IA, la Doctora nos dijo que había un folículo a punto de romper y que sería ese, pero que había otro que había crecido mucho el último día que, aunque no pensaba que fuera a romper, tenía alguna posibilidad... Así que antes de la eco, sus palabras fueron: "¿habrá uno o dos?". Claro que habíamos pensado en esa posibilidad, pero hasta que no te lo dicen y lo ves, no lo piensas realmente. 

Y ahí estaban, mis dos pequeños embrioncitos... ¡Enhorabuena, vais a tener mellizos! Fue impactante, la verdad. Los miedos ahora se multiplicaban por dos. Llegamos a casa casi sin hablar, cada uno en su mundo, pensando en cómo nos iba a cambiar la vida. Si con uno ya habría cambios, con dos... Sobre todo teniendo en cuenta que ninguna de nuestras familias vive en Madrid y tendríamos poca o ninguna ayuda exterior.

Estoy encantada con el trato posterior de Ginefiv. Nos hicieron una ecografía semanal para ir viendo la evolución y confirmar que todo seguía adelante. Así hasta la semana 9. Y menos mal, porque en la semana 7 empecé a manchar y me aterroricé. Empecé a manchar la noche de antes de la eco semanal, en la que nos confirmaron que todo estaba bien y que el sangrado era normal ya que la paredes del útero están muy sensibles y se forman unos pequeños hematomas que son los que provocan el sangrado. No había que preocuparse más de la cuenta porque ambos embriones se estaban agarrando muy bien. Pero yo soy como soy, y al día siguiente me presenté en urgencias del Infanta Sofía (mi hospital) para una segunda opinión, en la que me dijeron exactamente lo mismo que en Ginefiv. Estuve manchando como una semana, pero ya con la "tranquilidad" de saber que todo iba bien.

Y así, en la semana 9 nos dieron "el alta" en Ginefiv y dejaban ya el seguimiento en manos de la Seguridad Social. Me dio pena despedirme de la doctora Blanco que tan bien nos trató todo el tiempo y nos ayudó a conseguir nuestro sueño. Le estaré eternamente agradecida.

En el departamento de Obstetricia del Hospital Infanta Sofía nos hicieron primero la ecografía de "confirmación" de embarazo gemelar y después nos dieron una cita mensual para seguir la evolución con detalle, al tratarse de un embarazo de riesgo. Mejor, me gusta estar bien vigilada y ver a mis pequeños una vez al mes. Ahora estoy en la semana 23 y, entre las de Ginefiv y las del Hospital, ya me han hecho unas 8 ecografías :) 

En la siguiente entrada os hablo del "maldito" primer trimestre y de las decisiones sobre mi futuro laboral...