lunes, 6 de junio de 2016

EL POSITIVO: DE LA EMOCIÓN AL MIEDO.

El día 1 de febrero de 2016 fue un día para recordar. Como dije en la anterior entrada, la beta había sido positiva y mi embarazo se confirmaba. Sólo una Inseminación había bastado para cumplir nuestro sueño. 

Recuerdo que estaba comiendo en el Vips y me rodaban las lagrimas por la cara mientras llamaba a mi pareja para anunciárselo. Luego llamé a mis padres y todos lloramos de emoción. Eso sí, pedí prudencia y que, por favor, no dijeran nada a nadie aún, pues las primeras semanas pueden pasar muchas cosas. La tarde en el trabajo se me hizo eterna: sólo tenía ganas de llegar a casa y abrazar a mi chico. Estaba emocionada y feliz y no podía pensar en nada más.

Me dieron cita en Ginefiv para hacerme la ecografía de confirmación la semana siguiente, el día 9 de febrero por la tarde. La emoción del primer día pasó a ser miedo al día siguiente. ¿Irá todo bien? ¿Lo perderé? Creo que son miedos normales, pero cuando has estado dos año y medio intentando quedarte embarazada, se acentúan. Y así pasamos la semana, entre felices y asustados.

Por fin, fuimos a la ecografía... Se me olvidó contar que cuando me hicieron la IA, la Doctora nos dijo que había un folículo a punto de romper y que sería ese, pero que había otro que había crecido mucho el último día que, aunque no pensaba que fuera a romper, tenía alguna posibilidad... Así que antes de la eco, sus palabras fueron: "¿habrá uno o dos?". Claro que habíamos pensado en esa posibilidad, pero hasta que no te lo dicen y lo ves, no lo piensas realmente. 

Y ahí estaban, mis dos pequeños embrioncitos... ¡Enhorabuena, vais a tener mellizos! Fue impactante, la verdad. Los miedos ahora se multiplicaban por dos. Llegamos a casa casi sin hablar, cada uno en su mundo, pensando en cómo nos iba a cambiar la vida. Si con uno ya habría cambios, con dos... Sobre todo teniendo en cuenta que ninguna de nuestras familias vive en Madrid y tendríamos poca o ninguna ayuda exterior.

Estoy encantada con el trato posterior de Ginefiv. Nos hicieron una ecografía semanal para ir viendo la evolución y confirmar que todo seguía adelante. Así hasta la semana 9. Y menos mal, porque en la semana 7 empecé a manchar y me aterroricé. Empecé a manchar la noche de antes de la eco semanal, en la que nos confirmaron que todo estaba bien y que el sangrado era normal ya que la paredes del útero están muy sensibles y se forman unos pequeños hematomas que son los que provocan el sangrado. No había que preocuparse más de la cuenta porque ambos embriones se estaban agarrando muy bien. Pero yo soy como soy, y al día siguiente me presenté en urgencias del Infanta Sofía (mi hospital) para una segunda opinión, en la que me dijeron exactamente lo mismo que en Ginefiv. Estuve manchando como una semana, pero ya con la "tranquilidad" de saber que todo iba bien.

Y así, en la semana 9 nos dieron "el alta" en Ginefiv y dejaban ya el seguimiento en manos de la Seguridad Social. Me dio pena despedirme de la doctora Blanco que tan bien nos trató todo el tiempo y nos ayudó a conseguir nuestro sueño. Le estaré eternamente agradecida.

En el departamento de Obstetricia del Hospital Infanta Sofía nos hicieron primero la ecografía de "confirmación" de embarazo gemelar y después nos dieron una cita mensual para seguir la evolución con detalle, al tratarse de un embarazo de riesgo. Mejor, me gusta estar bien vigilada y ver a mis pequeños una vez al mes. Ahora estoy en la semana 23 y, entre las de Ginefiv y las del Hospital, ya me han hecho unas 8 ecografías :) 

En la siguiente entrada os hablo del "maldito" primer trimestre y de las decisiones sobre mi futuro laboral... 


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