jueves, 16 de junio de 2016

DISFRUTA DEL EMBARAZO, ES UNA ETAPA PRECIOSA...

El primer trimestre fue complicado y, cada vez que me decían que disfrutara del embarazo, no entendía cómo alguien podía disfrutar de esa tortura...
Me explico: primero, fue el manchado que conté en la anterior entrada, los temores de llegar bien a la semana 12, cuando se supone que deja de haber riesgo de aborto espontáneo y otras cosas negativas y, como no, las horribles nauseas. Porque las tuve y muchas. Casi no me entraba nada en el estómago y normalmente el desayuno se iba por el mismo sitio por el que había entrado. En ese primer trimestre adelgacé 3 kilos y también eso me preocupaba por si mis pequeños no conseguían desarrollarse bien. Además de eso, estaba cansadísima y sin ganas de hacer nada. Digamos que no fueron las mejores semanas de mi vida e incluso en ocasiones olvidaba que todo era por un sueño que por fin estaba cumpliendo, que iba a ser madre de dos pequeñines.

Había que tener paciencia, se suponía que una vez pasada la semana 12 las cosas empezarían a mejorar. Y así fue.

Entretanto, mi chico y yo empezábamos a hacer cábalas de cómo afrontar el futuro. Como ya dije, ninguno de los dos tenemos familia en Madrid y una vez pasada la baja de maternidad (18 semanas por parto gemelar, ¡guau!) nos veríamos en la obligación de dejar a los peques en una guardería. Cuando te pones a mirar precios de guarderías, se te cae el alma a los pies. Prácticamente mi sueldo ser iría en eso y, si quería pedir reducción de jornada con su consecuente bajada de sueldo, trabajaría únicamente para que otras personas se ocupasen de mis hijos... 

Aunque aún era pronto para pensar en todas estas cosas, nos fuimos haciendo a la idea y nos planteamos la posibilidad de que yo dejara de trabajar. Ciertamente ya llevaba tiempo planteándome la idea de hacerme autónoma (soy traductora y actualmente trabajo en una agencia de traducción, pero siempre me ha atraído la idea de trabajar por mi cuenta), así que era un buen momento. Pero había que hacer las cosas bien... Pasada la semana 12, hablé con mi jefa y le planteé la situación, la cual comprendió perfectamente. Acordamos que llegado el momento arreglaríamos las cosas para que al menos me pudiera ir al paro, y como llevo 10 años en esta empresa, se me quedaría el máximo de paro durante dos añitos... ¡Perfecto, podría ocuparme de mis hijos durante ese tiempo cobrando el paro y con el sueldo de mi pareja!

Resuelto este asunto y entrados ya en el segundo trimestre, empecé a sentirme mucho mejor en todos los aspectos. Se acabaron las nauseas, tenía mucha más energía, mis pequeños seguían creciendo y todo iba a las mil maravillas. ¡Qué felicidad! Pasada la semana 16 me hicieron otra ecografía de revisión y todo seguía estupendamente. Veíamos cómo se movían nuestros pequeños y como se les reconocían ya las partes del cuerpo y, por fin, pudimos saber los sexos...

"Bueno, el gemelo 2 está claro... ¿lo veís?" "¡Sí, es un niño! ¿Y el otro?"... "Pues se deja ver menos, pero el pliegue este que se ve aquí, parece la vulva... así que casi seguro que es una niña".

¡Ay, que emoción! Niño y niña. De golpe. A la primera. Como nos dice todo el mundo: ¡No podíamos haberlo hecho mejor!

En la siguiente entrada, hablaré sobre la evolución del segundo trimestre, los primeros movimientos y el calor insoportable de Madrid.

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